Los/as profesionales de la salud estamos llamados a utilizar los resultados de la investigación científica para optimizar y mejorar la atención de las personas, ya que hoy en día no se puede cuidar sin integrar la mejor evidencia científica disponible, teniendo en cuenta las preferencias y valores de los pacientes, la experiencia profesional y los recursos disponibles, que constituyen los cuatro pilares de la práctica basada en evidencia (1). A través de la investigación podemos conocer cuáles son los mejores cuidados, mejorar la eficiencia y la efectividad de los procesos lo que favorecerá la sostenibilidad del sistema y la calidad de la atención.

Estudios ponen de manifiesto que, aún hoy en día, el 30% de los pacientes no reciben una atención sanitaria basada en la investigación disponible, e incluso un 25% recibe una atención innecesaria y en ocasiones dañina para su salud (2,3).

En la bibliografía, se puede observar que las barreras identificadas por los profesionales de enfermería para investigar, se mantienen relativamente estables, repitiéndose a lo largo del tiempo (existen estudios desde el año 1991 hasta la actualidad) y de los diferentes países. Múltiples estudios identifican factores que condicionan el acceso a las investigaciones y que dificultan la aplicación del conocimiento científico actualizado a la práctica clínica. La falta de autoridad, tiempo en el trabajo, así como el desconocimiento de las investigaciones y el que los análisis estadísticos no son comprensibles, son barreras a la hora de incorporar la investigación a la práctica (4,5).

Múltiples esfuerzos se están realizando para intentar capacitar a las enfermeras en áreas relacionadas con la investigación a través tanto de la formación en el pregrado, en formaciones que realizan las organizaciones de servicios sanitarios y/o docentes, aquella formación que surge de los institutos de investigación y organismos relacionados con la investigación a nivel nacional e internacional, así como la capacitación a través de las especialidades y el doctorado. Eso es importante y se ha de seguir potenciando pues es importante que los profesionales piensen en la investigación y la innovación como parte importante de su actividad.

Hay personas clave que ayudan en este camino. Existen enfermeras que trabajan en unidades de apoyo a la investigación o en unidades de ensayos clínicos o en equipos de formación de los centros y que estas personas, comprometidas con la investigación y que favorecen que los profesionales interesados den sus primeros pasos, suelen ser de gran apoyo a quienes quieren investigar o empezar a formarse en metodología.

Formación, referentes, redes de conocimiento… pasos importantes que se han ido dando para que se vaya adquiriendo mayor competencia para investigar, pero, aun así, se necesita seguir avanzando en el campo de la investigación, publicar y difundir resultados, y trasladar los beneficios a la práctica para enriquecerla y desarrollarla.

Los primeros pasos suelen ser investigaciones pequeñas que se comparten principalmente en congresos o eventos científicos, lo que permite a conocer las etapas y resultados de la investigación, además de motivar a seguir en ese camino.  Sin embargo, eso solo debe ser el primer paso de un camino.

Es muy difícil investigar sólo. Si se quiere investigar es muy recomendable hacerlo en equipo, integrándose y formándose en grupos en marcha. Tenemos que visibilizarnos y poner de manifiesto nuestras capacidades. El futuro pasa por que los Institutos de Investigación Sanitaria, organismos de investigación e instituciones, apoyen a los grupos de enfermería emergentes (ya que los proyectos de investigación de enfermería suelen ser escasamente financiados y suelen ser llevados con gran esfuerzo y poco apoyo) pues si no, no se favorecerá el que las enfermeras puedan investigar a largo plazo y que sólo realicen investigaciones puntuales. Estamos investigando en cuidados, en la prevención y promoción de salud, en mejorar la calidad de vida y, cada vez más, colaboramos con más profesionales en diferentes áreas de la investigación en salud.

El trabajo colaborativo y la multidisciplinariedad son aspectos que se han de desarrollar para efectuar investigaciones más complejas y con impacto, pero esto es difícil. Las enfermeras hemos trabajado solas, y existen pocos equipos de investigación y líneas de trabajo en las que existan enfermeras liderando la investigación, pero esto debe ir cambiando. El reto que tenemos es ir creando líneas de investigación con equipos organizados en torno a un proyecto común que generen y estimulen nuevas ideas y proyectos y que ayuden a mostrar cómo mejoramos los resultados en salud. Tenemos que trabajar para lograr más proyectos multicéntricos y multidisciplinares, para integrarnos bien en estructuras que están creadas, como los Centros de Investigación Biomédica en Red (CIBER), las Redes Temáticas de Investigación Cooperativa (RETIC) y los Institutos de Investigación Sanitaria. Es un reto fundamental: integrarnos y lograr liderazgos.

La investigación es un campo apasionante, con obstáculos, pero que facilita el aprendizaje permanente. Es necesario la unión con otras personas con la misma motivación, creando sinergias, para generar conocimiento, divulgarlo y que llegue a la práctica clínica y a los pacientes/usuarios/población.

Hay que generar conocimiento y luego implantarlo y evaluarlo. Las enfermeras hemos de obligarnos a involucrarnos: en el desarrollo de investigaciones (a algunas personas, pues no todo el mundo debe investigar) pero, si a todas, a implantar el mejor conocimiento y a evaluar su impacto (y es ahí donde otra vez vuelve la investigación). Es nuestro deber como profesionales que los mejores cuidados ya investigados se lleven al día a día modificando nuestras prácticas y dándoles valor. Es así como las enfermeras nos haremos visibles al hacer evidente que nuestros cuidados son eficaces, efectivos, eficientes, pertinentes, seguros e integrales y adaptados a las necesidades y contextos de nuestro objeto de atención.

Tenemos aún mucho camino, no desfallezcamos y sigamos. ¡Animo!

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Brown CE, Wickline MA, Ecoff L, Glaser D. Nursing practice, knowledge, attitudes and perceived barriers to evidence-based practice at an academic medical center. JAN. 2009; 65(2): 371-381
  2. Grol R. Successes and failures in the implementation of evidence based guidelines for clinical practice. Med Care. 2001; 39 (2S):46-54
  3. Morgan DJ, Dhruva SS, Coon ER, Wright SM, Korenstein D. 2019 Update on Medical Overuse: A Review. JAMA Intern Med. 2019 Sep 9. doi: 10.1001/jamainternmed.2019.3842. Epub ahead of print. PMID: 31498374.
  4. Tuppal C.P, et al. Revisiting the Barriers to and Facilitators of Research Utilization in Nursing: A Systematic Review. Nurse Media Journal of Nursing, 2019; 9(1): 90-102 DOI: 10.14710/nmjn.v9i1.20827
  5. Cidoncha-Moreno MA, Ruíz de Alegría-Fernandez de Retana B. Percepción de barreras para la utilización de la investigación en enfermeras de Osakidetza. Enferm Clin. 2017;27(5):286-293.

 


Autoría: Mª Ángeles Cidoncha. Editora responsable: Verónica Tíscar.

Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación al presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.

Este documento debe citarse como: “Cidoncha M. Investigación en enfermería: reflexiones y retos [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 8 de febrero de 2021. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

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