Los beneficios cardiovasculares, metabólicos, cognitivos y de mejora de la calidad de vida con la actividad física son indiscutibles. Las nuevas y recientes guías de la Organización Mundial de la Salud en actividad física y comportamiento sedentario proporcionan recomendaciones de salud pública basadas en la evidencia para población infantil y juvenil, personas adultas y adultas mayores, en relación con la cantidad de actividad física (frecuencia, intensidad y duración) necesaria para conseguir beneficios para la salud y mitigar los riesgos. Por primera vez, se presentan recomendaciones en relación al comportamiento sedentario y su consecuencia para la salud, así como para otros grupos poblacionales como las mujeres embarazadas y después del parto, y aquellas personas que presentan enfermedades crónicas o diversidad funcional [1].

Desde la investigación, los/as profesionales en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte llevamos varias décadas demostrando los efectos beneficiosos de la actividad física en diferentes grupos poblacionales implementando programas de ejercicio físico de forma sistemática (i.e., programada en función de las respuestas y necesidades de recuperación), e integrando un diseño individualizado de la intensidad del esfuerzo realizar.

Así, con el objetivo de valorar la condición física, fisiológica y clínica previamente a un programa de ejercicio físico, en el Departamento de Educación Física y Deportiva de la Facultad de Educación y Deporte (UPV/EHU) se llevaron y se están llevando a cabo diferentes estudios en personas con patologías crónicas y/o factores de riesgo cardiovascular en colaboración con otras entidades públicas y privadas [2-5].

El análisis de los resultados iniciales nos ha mostrado la baja capacidad cardiorrespiratoria de todas las personas participantes relacionada en gran medida con la patología y/o factores de riesgo diagnosticados por los especialistas médicos. Por ello, se presentaba la necesidad de una intervención a través del ejercicio físico para mejorar la salud de las personas valoradas.

Después de 16 semanas de intervención dos días por semana de entrenamiento aeróbico interválico de alta intensidad tanto en personas inactivas con obesidad e hipertensión primaria [6], como en aquellas que habían sufrido un infarto de miocardio [7], se presentaron mejoras en la capacidad cardiorrespiratoria y composición corporal reduciendo de esta forma los factores de riesgo cardiovascular. Entre los diferentes programas se aplicó un diseño contemporáneo de entrenamiento de bajo volumen (i.e., 10 minutos o menos de ejercicio físico de alta intensidad por sesión) y alta intensidad confirmándose como un método eficiente en el tiempo, siempre que se realice de forma supervisada. Del mismo modo, se presentaron mejoras en la modulación autónoma y hemodinámica con descensos en la frecuencia cardiaca y presión arterial [8], y las personas participantes evolucionaron de un estado metabólicamente no sano a metabólicamente sano [9], mejoraron la calidad de sueño, disminuyendo el comportamiento sedentario [10], así como su calidad de vida [11].

Por otro lado, pudimos confirmar que la utilización de algoritmos similares para mujeres y hombres con el objetivo de estimar el riesgo cardiovascular, podría subestimar ese riesgo en las mujeres al no tener en cuenta el estado menopáusico [12]. Este resultado nos confirma la necesidad de investigaciones con muestras más grandes de mujeres justificándose en que los procesos biológicos de tratamiento tanto farmacológicos como los no-farmacológicos (alimentación y ejercicio físico) afectan de forma diferente en mujeres y hombres. Diferencias en la masa corporal, distribución de la grasa, tamaño de los órganos, liberación de hormonas, generación de fuerza y relajación, fatigabilidad y recuperación provocan efectos diversos en la mujer a la misma “dosis” de tratamiento “recetada” a un hombre con un mismo diagnóstico.

A través de una intervención educacional con ejercicio físico se busca la adherencia a ese ejercicio físico para mantener los beneficios adquiridos. Sin embargo, hemos podido demostrar que tras solo seis meses una vez finalizada la supervisión y con una guía individualizada de recomendaciones de ejercicio físico, las personas regresaban a un perfil metabólicamente no sano con descensos en la capacidad cardiorrespiratoria y empeoramiento del perfil bioquímico, hemodinámico y composición corporal [9,13].

Con todo ello, y ahora más que nunca (época de pandemia COVID-19), se confirma la necesidad de la actividad física y el ejercicio físico como “actividad esencial” en el mantenimiento y mejora de la salud. Además, la necesidad de integrar a las personas educadoras físico-deportivas como profesión regulada para evitar el intrusismo, respetando el nivel de cualificación, y así garantizar la calidad del diseño y supervisión.

 

Dra. Sara Maldonado-Martín. Licenciada en en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Especialista en entrenamiento físico en Rehabilitación Cardiaca. Profesora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. WHO guidelines on physical activity and sedentary behaviour. Geneva: World Health Organization; 2020. Disponible at: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK566045/. Accessed Feb 7, 2021.
  2. Gorostegi-Anduaga I, Corres P, Jurio-Iriarte B, et al. Clinical, physical, physiological, and dietary patterns of obese and sedentary adults with primary hypertension characterized by sex and cardiorespiratory fitness: EXERDIET-HTA study. Clin Exp Hypertens. 2018;40(2):141-149.
  3. Tous-Espelosin M, de Azua SR, Iriarte-Yoller N, et al. Clinical, physical, physiological, and cardiovascular risk patterns of adults with schizophrenia: CORTEX-SP study: Characterization of adults with schizophrenia. Psychiatry Res. 2021;295:113580. Disponible at: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/?term=maldonado-martin+s&sort=date. Accessed Feb 7, 2021. doi: 10.1016/j.psychres.2020.113580.
  4. García S, Gorostegi-Anduaga I, García-Corres E, et al. Functionality and neurocognition in patients with bipolar disorder after a physical-exercise program (FINEXT-BD study): Protocol of a randomized interventionist program. Front Psychiatry. 2020;11:568455.
  5. Maldonado-Martin S, Jayo-Montoya JA, Matajira-Chia T, Villar-Zabala B, Goiriena JJ, Aispuru GR. Effects of combined high-intensity aerobic interval training program and mediterranean diet recommendations after myocardial infarction (INTERFARCT project): Study protocol for a randomized controlled trial. Trials. 2018;19(1):156-3.
  6. Gorostegi-Anduaga I, Corres P, MartinezAguirre-Betolaza A, et al. Effects of different aerobic exercise programmes with nutritional intervention in sedentary adults with overweight/obesity and hypertension: EXERDIET-HTA study. Eur J Prev Cardiol. 2018;25(4):343-353.
  7. Jayo-Montoya JA, Maldonado-Martín S, Aispuru GR, et al. Low-volume high-intensity aerobic interval training is an efficient method to improve cardiorespiratory fitness after myocardial infarction: PILOT STUDY FROM THE INTERFARCT PROJECT. J Cardiopulm Rehabil Prev. 2019. Accessed Nov 9, 2019.
  8. MartinezAguirre-Betolaza A, Mujika I, Fryer SM, et al. Effects of different aerobic exercise programs on cardiac autonomic modulation and hemodynamics in hypertension: Data from EXERDIET-HTA randomized trial. J Hum Hypertens. 2020. Accessed Feb 22, 2020.
  9. Corres P, Fryer SM, Aguirre-Betolaza AM, et al. A metabolically healthy profile is a transient stage when exercise and diet are not supervised: Long-term effects in the EXERDIET-HTA study. Int J Environ Res Public Health. 2020;17(8).
  10. Martinez Aguirre-Betolaza A, Mujika I, Loprinzi P, Corres P, Gorostegi-Anduaga I, Maldonado-Martín S. Physical activity, sedentary behavior, and sleep quality in adults with primary hypertension and obesity before and after an aerobic exercise program: EXERDIET-HTA study. Life (Basel). 2020;10(8). Accessed Sep 6, 2020.
  11. Tous-Espelosín M, Gorostegi-Anduaga I, Corres P, MartinezAguirre-Betolaza A, Maldonado-Martín S. Impact on health-related quality of life after different aerobic exercise programs in physically inactive adults with overweight/obesity and primary hypertension: Data from the EXERDIET-HTA study. Int J Environ Res Public Health. 2020;17(24). Accessed Feb 7, 2021.
  12. Gorostegi-Anduaga I, Maldonado-Martin S, MartinezAguirre-Betolaza A, et al. Effects on cardiovascular risk scores and vascular age after aerobic exercise and nutritional intervention in sedentary and overweight/obese adults with primary hypertension: The EXERDIET-HTA randomized trial study. High Blood Press Cardiovasc Prev. 2018;25(4):361-368. .
  13. Corres P, MartinezAguirre-Betolaza A, Fryer SM, et al. Long-term effects in the EXERDIET-HTA study: Supervised exercise training vs. physical activity advice. Res Q Exerc Sport. 2020;91(2):209-218.

 

 


Autoría: Sara Maldonado-Martín. Editora responsable: Verónica Tíscar.

Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación al presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.

Este documento debe citarse como: “Maldonado-Martín S. Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Ejercicio físico es salud: ahora más que nunca [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 11 de febrero de 2021. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

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