La actividad física es todo movimiento voluntario del cuerpo que consume energía. Por otro lado, el ejercicio físico es una modalidad programada y estructurada de actividad física que se realiza con objetivos concretos. Hoy en día es conocido que tanto la actividad física como el ejercicio físico resultan beneficiosos para la salud y el bienestar de las personas. Entre los beneficios más claramente demostrados se encuentran la prevención y/o tratamiento de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, osteoporosis y depresión [1]. Sin embargo, también en los últimos años se han acumulado evidencias sobre su efecto en la prevención del cáncer y las demencias, así como en la mejora de la calidad de vida de las personas que sufren las citadas patologías [2, 3].

Es digna de mención la utilidad del ejercicio físico en el mantenimiento de la función y la autonomía de las personas mayores, así como en la prevención de las caídas. En este ámbito, el ejercicio físico multicomponente, que es aquel que incluye actividad aeróbica (andar, pedalear, nadar) junto a ejercicios de equilibrio y fuerza, ha demostrado ser el más efectivo [4]. Resulta relevante destacar el papel del ejercicio de fuerza, ya que se suele trabajar en menor medida que la actividad aeróbica o el equilibrio en las personas mayores. Sin embargo, este tipo de ejercicio resulta de especial importancia, debido a que la falta de fuerza es un factor que se asocia con la dependencia y con el riesgo de caídas [5].

La Organización Mundial de la Salud publica periódicamente recomendaciones sobre actividad física y comportamiento sedentario adaptadas a las más recientes evidencias científicas [6]. En las últimas guías publicadas, además de recomendaciones concretas para cada grupo poblacional, caben destacar tres mensajes relevantes para la promoción de la salud: 1) Todas las personas a cualquier edad, incluidas mujeres embarazadas y personas que viven con enfermedades crónicas o discapacidad, pueden beneficiarse de ser físicamente activas y reducir el sedentarismo. 2) Cualquier cantidad de movimiento es mejor que nada. 3) Los posibles riesgos pueden ser evitados mediante un incremento progresivo de la cantidad e intensidad de la actividad física y una supervisión médica cuando sea necesaria.

La enfermería tiene un papel fundamental en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades, así como en el tratamiento y seguimiento de las mismas. Por ello, y por su cercanía con las personas, el personal de enfermería es pieza clave para fomentar la actividad y el ejercicio físico en la población, difundiendo tanto sus beneficios generales como los específicos para el tratamiento y prevención de patologías concretas. Asimismo, desde Atención Primaria, el personal de enfermería puede derivar a las personas que lo necesiten a servicios del entorno que ofertan programas de ejercicio físico. Por ejemplo, en muchos municipios de Euskadi, existen los Servicios de Orientación de Actividad Física (SOAF) promovidos por la plataforma Mugiment y cuyo objetivo es: “Ayudar a personas inactivas, con o sin patologías a que incorporen la práctica de actividad física como un hábito más dentro de sus vidas para permitirles mejorar tanto su condición física, como su bienestar global” [7].  Estos servicios pueden facilitar enormemente la labor del personal de enfermería.  En ellos trabajan profesionales especializados en la prescripción de actividad física con los que se puede contactar fácilmente, ya que se encuentran en los Centros de Salud o en centros municipales. Una buena coordinación entre profesionales de la salud y los citados servicios resulta de vital importancia para que la promoción de la actividad física se lleve a cabo con éxito.

Otra de las funciones importantes de la enfermería en este ámbito es detectar a personas que estén en baja condición física. Para ello, resulta imprescindible hacer una evaluación que detecte deterioros físicos que ponen en peligro la autonomía y la calidad de vida de las personas. Además, una baja condición física es un predictor de eventos adversos tales como caídas, ciertas patologías, discapacidad, dependencia, institucionalización, y mortalidad [8], por lo que resulta relevante su monitorización, tal y como se realiza con otros factores de riesgo como la tensión arterial, el peso, la glucemia, etc. Esta evaluación puede ser llevada a cabo por personal sanitario en Atención Primaria mediante pruebas muy sencillas.

El Plan de Atención a las Personas Mayores (PAM) diseñado por Osakidetza tiene como objetivo: “Disponer de un procedimiento de valoración multidimensional y de actuación en personas de 70 o más años, basado en las recomendaciones actuales, orientado a la promoción del envejecimiento saludable, la prevención de la enfermedad, el mantenimiento de la funcionalidad y adaptado a la realidad de la Atención Primaria”. En el PAM, se proponen pruebas de evaluación de la condición física que pueden ser realizadas en Atención Primaria. En concreto, el Plan prioriza la implantación del Test de “Levántate y Anda”, que consiste en levantarse de una silla, andar 3 metros, dar la vuelta en un pivote, volver y sentarse en la silla de nuevo. También hace referencia al Short Physical Performance Battery (SPPB) que es una batería de 3 pruebas que incluye una prueba de velocidad de la marcha, una prueba de equilibrio y una prueba de levantarse y sentarse en una silla 5 veces. Ambas pruebas pueden predecir los eventos adversos descritos anteriormente por lo que resultan de utilidad para monitorizar la condición física y predecir los riesgos asociados al deterioro de la misma. Una descripción detallada de estos test puede ser consultada en el ANEXO I del PAM [9].

Actualmente, muchos profesionales de la enfermería valoran la condición física mediante alguna de las citadas pruebas en ambulatorios y Centros de Salud. Sin embargo, todavía esta valoración no llega a toda la población mayor. La generalización de la evaluación de la condición física en Atención Primaria permitiría detectar personas con mayor riesgo de sufrir eventos adversos que pueden ser prevenidos mediante el ejercicio físico. Todo ello redundaría en una mejora de la salud y calidad de vida de las personas mayores y un descenso en los costes sanitarios y sociales asociados a la cronicidad, discapacidad y dependencia.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Warburton DE, Nicol CW & Bredin SS. (2006). Health benefits of physical activity: the evidence. CMAJ. 174(6):801-9.
  2. Schmitz KH, Campbell AM, Stuiver MM, Pinto BM, Schwartz AL, Morris GS, … & Matthews CE. (2019). Exercise is medicine in oncology: Engaging clinicians to help patients move through cancer. CA Cancer J Clin. 69(6):468-484
  3. De la Rosa A, Olaso-Gonzalez G, Arc-Chagnaud C, Millan F, Salvador-Pascual A, García-Lucerga C, … & Gomez-Cabrera MC. (2020). Physical exercise in the prevention and treatment of Alzheimer’s disease. J Sport Health Sci. 9(5):394-404.
  4. Cadore EL, Rodríguez-Mañas L, Sinclair A & Izquierdo M. (2013). Effects of different exercise interventions on risk of falls, gait ability, and balance in physically frail older adults: a systematic review. Rejuvenation Res. 16(2):105-14.
  5. Yang NP, Hsu NW, Lin CH, Chen HC, Tsao HM, Lo SS & Chou P. (2018). Relationship between muscle strength and fall episodes among the elderly: the Yilan study, Taiwan. BMC Geriatr. 18(1):90.
  6. Bull FC, Al-Ansari SS, Biddle S, Borodulin K, Buman MP, Cardon G, … & Willumsen JF. (2020). World Health Organization 2020 guidelines on physical activity and sedentary behaviour. Br. J.  Sport. Med. 54(24):1451-1462.
  7. Mugiment. Proyecto colaborativo para lograr una sociedad vasca activa [sede Web] [actualizada el 16 de febrero de 2021; acceso 4 de enero de 2022]. Disponible en: https://mugiment.euskadi.eus/inicio/
  8. Beaudart C, Rolland Y, Cruz-Jentoft AJ, Bauer JM, Sieber C, Cooper C, … & Fielding RA (2019). Assessment of Muscle Function and Physical Performance in Daily Clinical Practice: A position paper endorsed by the European Society for Clinical and Economic Aspects of Osteoporosis, Osteoarthritis and Musculoskeletal Diseases (ESCEO). Calcif Tissue Int. 105(1):1-14.
  9. Peña González ML. Plan de Atención a las Personas Mayores (PAM). [monografía en Internet]. Vitoria/Gasteiz: Osakidetza; 2018 [acceso acceso 4 de enero de 2022]. Disponible en: https://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/osk_trbg_planes_programas/es_def/adjuntos/plan-de-atencion-a-personas-mayores_PAM.pdf

 

 


Autoría: Jon Irazusta, Ana Belén Fraile. Editor responsable: Gorka Vallejo

Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación al presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.

Este documento debe citarse como: “Irazusta J, Fraile AB. Actividad Física, Condición Física y Salud: Rol de Enfermería en Atención Primaria [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 7 de febrero de 2022. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

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